Descripción

El tránsito a la “inteligencia” desde la estupidez —posición de partida y muchas veces predominante en nuestras ciudades— no es espontáneo y necesita de la presión y la orientación de fuerzas, individuales y sociales, existenciales y políticas, que apuesten por ello; también en el aspecto práctico de las cosas.En este sentido es evidente el papel determinante que en el ejercicio compartido de la inteligencia desempeñan los líderes políticos y sociales; más significativamente cuando ejercen un poder concreto desde los ámbitos del gobierno o de la economía. La inteligencia depende de las capacidades de cada cual y, por tanto, de cada grupo, pero también de los modos de actuación que se aceptan, se asumen y se aplican, de la calidad de la información disponible y, de manera muy destacada, del clima afectivo que reina en el conjunto ciudadano. Pero en todo
momento, depende de la existencia de un liderazgo inteligente.

Esa es la principal reclamación del foro La Ciudad Humanizada en su edición 2004. La ciudad de este tiempo necesita, en todos los aspectos de lo público, de liderazgos inteligentes, alejados de posiciones sofistas, dispuestos a compartir el análisis de lo que importa con gentes de distintas disciplinas y puntos de vista, que valoren de ordinario la inteligencia ciudadana y que sean capaces de notar con claridad el prestigio que merecen las percepciones sentimentales y emocionales.

A lo largo de 2004 participaron en los foros LCH: Julio Alguacil, BenitoCaetano, Inmaculada Caravaca, Santiago Cirugeda, Adolfo Fernández,Agustín Hernández, Jesús Maeztu, José Antonio
Marina, Juan FranciscoOjeda, Luis Manuel Ruiz, Fernando Sancho, Fernando de Terán, FrancescoTonucci y Antonio Zoido.

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